La seguirán llamando Playa del Muerto
Difícil no llevarse un grato recuerdo de uno de los sitios emblemáticos del Parque Tayrona, que con su solo nombre deja la memoria cautiva a quienes desde otras latitudes, buscan el exótico misterio que ofrece el tercer mundo.
Playa del Muerto, seguirá llamándose así, no por capricho de las 13 familias que residen, ni el resto de la comunidad que deriva su sustento del turismo, sino por respeto a una tradición heredada de aquellos que la bautizaron así a principios del siglo XX, cuando en aquel entre azul y verdoso paraje, husmeaban los guaqueros en busca de tesoros indígenas que nunca hallaron y en vez de ello, atesoraron un paraíso que hoy es venerado por quienes admiran sus paisajes desde las lanchas, hasta que tocan su tranquila orilla.
Hace pocos días ocurrió la cita para concertar el cambio o no del nombre de la playa. Bajo un kiosco, miembros de la Unidad de Parques, el Viceministerio de Turismo, el Sena, la Universidad del Magdalena y otros estamentos, entregaron a consideración de los habitantes y trabajadores del sector la propuesta para llamarla oficialmente "Playa Cristal", término que aunque no fue avalado en la socialización, viene usándose para promocionar una de las más visitadas ensenadas del parque.
Según estudios hechos por el Viceministerio de Turismo, el nombre Playa del Muerto no tiene buena recepción por parte del turismo internacional, ya que lo asocian con el ya acostumbrado clima de violencia que lleva como sello Colombia. Para ellos Playa Cristal opta como una mejor alternativa a la hora de vender una imagen como destino de veraneo, prueba de ello fueron las encuestas hechas a extranjeros quienes asociaron el término "cristal" con pureza, tranquilidad y bellas playas.
Posicionamiento en
el mercado turístico
La polémica entre la comunidad y autoridades del orden nacional surgió a raíz de un proceso de certificación que busca posicionar a Playa del Muerto como destino turístico de primer nivel internacional, avalado por la Organización Mundial del Turismo.
Según David Barona, consultor del Viceministerio, para que se dé la certificación uno de los primeros requisitos es el establecimiento de una marca, que iría de la mano con el mejoramiento en la infraestructura que mantiene la playa para la atención al visitante.
Aunque la reunión concluyó por mantener la "marca original", estima que hay que esperar las consideraciones que haga la OMT, para que estudie el nombre de la playa, la avale y entre como uno de los destinos certificados, para así aparecer en el registro de las más importantes agencias de viajes del mundo.
La comunidad se hizo sentir
Además de ponderar las intenciones de progreso que deparan para la zona, la comunidad nativa fue atenta a escuchar uno a uno los puntos que sustentaban el propósito de cambio. Sin más argumentos que los generados por su sabiduría interna, a la hora de intervenir expusieron tanto los contra con los puntos a favor que les daría la novedosa propuesta, al fin y al cabo, eran ellos los que en última tomaban la decisión de recibir en su seno a Playa Cristal.
Una de las abanderadas en la sana polémica fue doña Juana Valencia, quien tiene los suficientes años para haber visto transitar millones de turistas por las blancas arenas de la playa. Su intervención fue el punto más alto de la controversia ya que para sus compañeros y vecinos "puso el dedo en la llaga" al considerar que los beneficios en el cambio denombre no generarían mayores ingresos a sus negocios.
"Antes teníamos tantos visitantes que eran las siete de la noche y no dábamos abasto en los restaurantes para atender tanta gente, pero desde que pusieron la norma de la capacidad de carga para la playa, mermó el turismo aquí", explicó la señora Juana agregando que darían las mismas ganancias con cambio o no del nombre, ya que al final sería la misma cantidad de gente que llegaría a la playa.
Ella se refiere a las normas que regulan la capacidad de turistas que puedan estar en la playa, 350 personas son el máximo que disfrutan un día en el exótico paraje, según la administración del Parque Tayrona.
Luego aparecieron las exigencias de los moradores, quienes destacaron los buenos proyectos de mejora de la imagen, pero recordaron que faltan muchas cosas por corregir, comenzando por la vía de acceso, aproximadamente 15 kilómetros de un camino semidestapado, que sólo es mantenido por "Tapahuecos", un hombre que lo recorre a diario desde la entrada hasta el balneario montando una pala y un balde, con la esperanza que le reconozcan con monedas el esfuerzo de rellenar a punta de tierra los miles de huecos que se alcanzan a observar en el trayecto.
Fuente: Periodico El informador
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